viernes, noviembre 3

Custodes 03

Víktor entro; con esa cara de paz que siempre lo acompañaba.

- Aun no has encontrado, lo que realmente necesitas saber – me dijo.
- Tengo más que suficiente – respondí.
- Dudo mucho, que aquel a quien buscas, pueda llegar a ser emboscado, y mucho menos, muerto por tu espada.
- Debo intentarlo.

Los vampiros que hoy conocemos han vivido a lo largo de los años, agrupados de diversas maneras, a modo de protección. La primera idea que tuve – como creo que cualquiera en mi posición la tendría – es que se juntan para cazar; pero eso, dista mucho de lo que he llegado a aprender. Hoy en día puede decirse que se organizan en clanes y familias.

Las Familias los conforman los de sangre pura, nacidos vampiros, capaces de guardar la memoria y recuerdos de sus padres. Estos son los mas antiguos, antes de los primeros cuentos, rara vez se mezclan con otros que no sean sus pares, o se dejan ver. Este anonimato, y falta de información les ha servido; las muchas habilidades que los vampiros “dicen” tener, ellos las poseen. Hoy sabemos que algunos de ellos son consejeros o incluso cabezas de los nuevos clanes.

Por el contrario los clanes buscan siempre nuevos integrantes, sangre fresca, poseen toda la tecnología posible a su servicio, buscando la forma de fortalecerse y evitar que alguien los pueda matar. Sus contactos se extienden por todo el mundo, por lo que es difícil no toparse con alguno por la calle o como vecino. Los clanes se cuidan de pugnas internas, pero un nuevo inmortal siempre se nace ambicioso.

De lo poco que se sabe, aquellos que nacieron vampiros, han aprendido con los años. Su estricto código de conducta rara vez es roto, y sus ambiciones son más espirituales. Viven para el conocimiento, pero eso no evita que tengan sentimientos; así fue como comenzaron los clanes. Fue el amor lo que impulso al conde Dracul a dejar su anonimato, y formar el primer clan.

El vampiro en cuestión, al cual buscaba desesperadamente, se llama Okada y pertenece a una antigua familia de vampiros. Es miembro de un clan, que opera como parte de la yacuza.

– Debes entender, antes de emprender esta cruzada muchacho, que vas en busca de respuestas, no de venganza. La venganza no te puede guiar.
– Extraño, esas fueron sus palabras. ¿Por que lo mencionas?
– Por que tienen mucho en común ustedes. Más de lo que imaginas.
– Aun no se por que no intentas detenerme.
– No tendré que hacerlo, el lo hará. De paso, te revelara aquello que yo no puedo decirte en este momento.
– Debo irme… debo matarlo.
– Ve en paz Pierre, tú eres un custodes, y pronto aprenderás que no eres el único, ni tampoco el primero.

Mi nombre es Pierre Clavier, he sido, y seré siempre un Custodes

Viaje a Huancayo


Recuperado despues de un largo periodo de pasividad, vuelvo a la carga al bajar de las montañas. Si bien es cierto que el viaje estuvo mas que pesado, la estancia en el valle del Mantaro con mi hermano y mi papá, justifica un regreso pronto.

Tantos sitios por conocer y tan poco tiempo. El sabado nos dedicamos a recorrer la ciudad, y visitar uno que otros sitio. la altura se hizo sentir para mi hermano, pero no fue impedimento para que caminaramos por todos lados.

Al día siguiente, en un tour compartido, recorrimos algunos de los lugares que traen tradición y trabajo a la zona. Primero, un taller artesanal de tejido. Pareciera que nos hubieramos detenido en el tiempo al hacer el ingreso al distrito de Hualhuas. Luego fue la visita a un centro de apicultura.

No hubo accidentes, pero demas esta decir que la gente se puso algo nerviosa por la presencia cercana de tantas abejas, que sumbaban por encima de nuestras cabezas. Al llegar al taller de orfebreria, pudimos echar una mirada al largo, paciente, y minucioso trabajo que se realiza para la filigrana.

La estancia en la fabrica de leche, nos dejo el sabor dulce del helado - solo leche con vainilla - y un par de recuerditos que dejamos en Huancayo con papá. El viaje a la laguna de Paca, conpenso la demora. al norte de la ciudad de Jauja, se encuentra uno de los mas bellos lagos de la sierra que haya visto. No es que haya visto suficientes es cierto, pero realmente es bastante grande.

De regreso a Huancayo, la parada obligatoria fue en el criadero de truchas, donde almorzamos. No hay como un lugar tranquilos para disfrutar de un chicharron de truchas. El chaparron apuro nuestra marcha hacia el convento de Ocopa, medio perdido en medio de una quebrada.

Los comentarios al respecto requeriran mas de unas lineas, por lo que lo dejo para mas adelante. Solo puedo decir que el lugar era centro de las misiones, en todo sudamerica, de los franciscanos - grandioso.

Ya de regreso a la unica ciudad fundada por caciques, nos dedicamos a la conversación de los pormenores, antes de partir para Lima. No sin antes prometer un regreso y una estancia mas larga, tuvimos que dejar a papá, para regresar a la realidad, humeda y contaminada de nuestra querida Lima ;)