domingo, octubre 14

Una nueva busqueda


Hoy me encuentro en una fase de recuerdo, donde el tiempo se detiene un momento; puedes quedarte imbuido en el flujo del tiempo, sin pensar en ti. Solo piensas en cada una de las personas que pasan a tu lado, sus acciones, lo que dejan de hacer, las palabras, las consecuencias; todo en el gran marco de hilos de la historia, siempre cambiante.

Así como Olwe – y también luego de muchos años el mortal Beren – me he quedado extasiado a la vera del mar, con el aire azotando mi rostro. Sin mirar el juego de los elementos a mi alrededor, con el padre tiempo de mi lado, sin pensar en el futuro; solo contemplando la dama de pies ligeros, mirada traviesa; dulces y embelesantes palabras, que me invitan a reflexionar.


Hoy, como en innumerables ocasiones anteriores – el padre Ulmo siempre ha querido ayudar a los hombres de corazón sincero y mirada fuerte – las respuestas, pero también mas preguntas me llegan con la brisa y el olor del mar.
Ahora me encuentro con el corazón solitario, me siento como Turin Turambar; he de reconocer que mis pesares no inician siquiera el camino del gran enemigo de Morgoth, pero la metáfora se aplica.

Pero sí estoy por estos días en plan de viajero errante, que busca un sitio de paz y tranquilidad, que anda queriendo encontrar un corazón generoso, que este dispuesto a amar, a emprender la aventura y me permita guiarla por la Tierra Media. Pero aun estoy herido, y losa continuos viajes y batallas me han endurecido el corazón mas de lo que quisiera; aprenderé a amar otra vez, esa es la verdadera pregunta.

El aire me despierta, Ulmo ha vuelto a hundirse en el mar, la voz de mi ahijado, el sabio Athos, me despierta de mi ensoñación, debo regresar a casa, el sol ya casi se ha ocultado; estoy al borde del precipicio y no he caído, siempre encuentro la fuerza para regresar aquí.

Regreso al Bosque Viejo, a paso lento, ese será mi hogar y mi refugio hasta que emprenda el largo camino a las tierras de Valinor. Aquí volveré siempre para escuchar las voces que me guían y aconsejan. En este lugar creo – frente al mar - tomare la decisión final; cuando el padre Río me revele a su hija, y Baya de Oro este a mi lado, esta vez, para siempre.

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