jueves, junio 26

Un señor en casa de piedra


Ahora que he vuelto a mi forma natural de vida, el enano se reencuentra con las montañas y el aire frío de las alturas. Aquí, en este pequeño rincón cerca de las cumbres, la nieve cae de vez en cuando, el viento golpea la cara y enfría todo a su paso, dejando que el hielo se forme por todos lados. Hay muy cerca de aquí un bosque de piedras, atractivo turístico que aun no tiene gran renombre, pero que merece la pena detenerse a observar; los minerales son la fuente para crear cualquier cosa.



Dicen las tradiciones que si bien es cierto, los enanos no nacen de la piedra, tienen una larga vida que no es inmortal; pero es un pueblo que crece muy lentamente debido a que no todos toman esposa – interesados en sus propias obras – u otros nunca encuentran a la indicada. Los enanos son como la piedra, resistentes para cualquier tarea; rápidos en la amistad y también en la cólera, habilidosos con las áreas manuales y capaces de grandes sacrificios para con los amigos.



Su enano amigo ha vuelto a su ritmo de vida, subiendo y bajando de la mina, y descansando en el Bosque Viejo, muy cerca del mar, con la paz que le da sentir el arrullo de las olas, y estar cerca de los seres queridos. La familia es muy importante para mí, pero ahora hay una fuerza aun más poderosa que conduce mis pasos a la ciudad de los reyes. La dama con la que un señor de casa de piedra anhelaría compartir todas sus aventuras, penurias y posesiones, hasta que Aule lo convoque en la lucha final.



Y si por un lado, el enano ha encontrado esa compañera que lo entienda, sabiendo aceptar su extraña y complicada vida; debemos decir que el señor del Bosque Viejo, puede soñar con los ojos de la hija del río, y tener la esperanza de un nuevo y maravillosos día cada noche al dejar que el cansancio lo venza y internarse en los profundos y sinuosos caminos de la cabaña del sueño perdido.



Mi dama disfruta la garúa que en estos días cae copiosa en la costa. Y si bien es cierto, le corresponde el nombre de Goldberry, pues es el titulo que ha llevado como señora en el Bosque Viejo, un nombre mas antiguo acompaña su belleza desde su nacimiento, Lustiel fue nombrada cuando la luna sonriente la vio por primera vez. Y aunque sus cabellos han cambiado de color en el transcurso del tiempo, nunca han perdido esa gracia que ha dado pie a interminables historias.



Ahora el enano esta más que contento, pues no solo tiene que labrar la piedra para vivir, sino por que su dama lo espera, cuando el descanso llega al terminar la jornada, y siguiendo la ruta que baja de las alturas, debe pone todo su empeño en hacerla feliz. Para la dama de una casa de piedra, como solo una existe, mi fiel y bella Menelanonie.

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