jueves, mayo 29

Primera parada

Bueno, ya me había atrasado en escribir el primer destino del viaje, claro esta que antes debo hacer una pequeña mención de la noche previa, es decir el jueves que llegamos, la mayoría cansados del viaje, adaptando lentamente la sangre a la altura - ese es mi caso siempre - pero con la mente lista para los preparativos del día siguiente. Después de una y mas vueltas por la calle de las discotecas, nos detuvimos a puertas del Makondo, lugar de moda de Huaraz - las especificaciones del caso vendrán después - con buena música, tonera a mas no poder, y una barra decente, no hablaré de los precios pues no fue consenso general.


Viendo que las palabras iban y venían, y las decisiones se perdían, pues parecía que las señoritas presentes organizaban un asunto aparte. Así que luego de aprovisionarnos como es debido, volvimos nuestros pasos al cuarto con la idea de una conversa con el chato entre trago y trago. Previa parada para dar las buenas noches, el cansancio ya se hacia sentir por lo que al cuarto debíamos ir. Una llamada nos despierta, el sueño se va, el montaraz y el enano deben celebrar, hasta que la ultima gota haya abandonado su lugar.


Se suponía que la salida era 9 en punto: ya dan las 10 y algunos no dejan el hotel - ni lo harán - pero pese a todos comenzamos la jornada, rumbo a Yungay. Parada en el camino para ver los DNI, todos los caballeros entregan sus documentos, y por ahí se escuchan las preguntas de rigor: ¿nadie esta buscado? pero igual nos paran otra vez - después del trasbordo - rumbo a Yanganuco. No quieren que vayamos tantos, pero luego de unas palabras convincentes, nos dejan partir sin problemas.


Yanganuco esta entre dos nevados, y la vista es expectacular. Decidí no pasear en el bote - el asunto que sea o no estable era irrelevante - porque ya antes me ha pasado que no tengo buen ángulo para tomar fotos y es incomodo. Mas bien me dedique a gastar el rollo tomando fotos por doquier. Desde donde estamos no se distingue la laguna macho, pero si puede uno vislumbrar que el camino es mas matado y el frió también. Casi a regañadientes comenzamos el viaje de regreso, y para colmo el almuerzo no compenso el viajecito hecho; pero no había que quejarse mucho, una amiga paso el susto de su vida al casi perder su cámara - suerte que la encontró - y al final la pasamos mucho mejor, visitando el camposanto de Yungay.
La noche llegaba rápidamente, ultimas tomas cuando el Huascaran esta despejado y se pueden ver sus picos, ya el resto abandona el lugar, y todos toman sus respectivos carros de regreso; sorpresa, no tenemos como regresarnos y el tiempo vuela. Ante la avalancha de peticiones, tres guerreros parten en medio de la noche de regreso a Yungay, a encontrar respuesta a la pregunta de rigor: ¿Por que no hay carros de regreso? la ciudad esta llena de gente, todos esperan como nosotros un vehículo para regresa, y no los hay ni hasta Carhuaz.
El tiempo se agota, diálogos van y vienen, y al fin encontramos quien nos lleve, recogemos en el camino al resto de viajeros, y cansados nos dejan en el pueblo siguiente. Aun falta un largo trayecto, y ya nadie quiere esperar, todo suben raudos a lo primero que encuentra, por un pelo, casi dejamos al guia. Al final llegamos a nuestro destino, caminando y cansados de tanto movimiento; el agua fría me espera pero hemos conocido lo que queríamos, y nadie nos puede quitar eso. la noche promete, con muchas estrellas y los sonidos de la fiesta. Merece investigar, y una vez mas, el montaraz y el enano, se interna entre las calles de esta alegre ciudad.

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