A pesar que he regresado ya hace un buen numero de días - como el buen Annatar me hizo notar - recién ahora me animo a volver escribir. Y la razón no ha sido falta de inspiración, pues creo que en estos días eso sobra, sino más bien tinta para escribir todo lo que tengo en la mente.
Hace poco estuve en una reunión con mis amigos de siempre, y conforme las bromas se hacían cada vez mas graciosas y las anécdotas se iban acumulando, recordaba un principio muy practico para “vivir” la vida, por decirlo de algún modo.
Hace poco estuve en una reunión con mis amigos de siempre, y conforme las bromas se hacían cada vez mas graciosas y las anécdotas se iban acumulando, recordaba un principio muy practico para “vivir” la vida, por decirlo de algún modo.
Recordar de vez en cuando los hechos del pasado, pero no con nostalgia ni arrepentimiento, sino para evitar repetir los errores y encontrar las pequeñas alegrías que nos cambiaron y divirtieron.
He recordado mis últimos años de colegio con nostalgia, pero también con la felicidad que termine con todo lo que empecé ahí. Si bien es cierto fue una época movida, también fue una época de muchas ideas. Olvidada por el tiempo, sin muchos de los detalles de ahora pero si con profundo sentimiento:
El tiempo no ha pasado en vano, pero al mirar a mis sobrinos - a cualquier niño en general - jugar sin preocuparse del mañana, se que se debe ser así en momentos que el aburrimiento y estres amenaza con llevarse tus alegría. Los niños son siempre sinceros, sin temor de decir la verdad, con una capacidad de olvido y con el don de la felicidad eterna.
Tómense un tiempo para recordar esos momentos felices de cada uno. Recordar cuando uno podía hacer lo que pensaba, y guiarse de su corazón para tomar decisiones. Recuerden que uno deja de vivir un poco cuando se vuelve adulto, y deja de sonreír por esas pequeñas cosas simples.
1 comentario:
estan muy lindos...
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