Hace poco celebramos el cumpleaños de una muy querida amiga; la pequeña reunión fue bastante “interesante”. No hubo escasez de licor, tuve muy buena compañía, y la conversación fue de lo más provechosa y entretenida.
Pero los cambios que me llevan a volver a escribir hoy, y tal vez de manera más continua, se produjeron durante la mañana del domingo. Escuchaba yo las voces de los cuatro mosqueteros – mis queridos sobrinos – por toda la casa, tenía ese dolor continuo, por muchos conocidos, en la cabeza, y un cansancio propio del que no ha dormido más de un par de horas.
Con solo echar la cabeza hacia atrás, y sentado en el sillón puede visualizar cada una de mis acciones durante la semana, fue como ver una película, y escuchar una maquina que repetía cada una de mis palabras, pero esta vez, de manera pausada, de manera que podía analizar cada expresión y la razón de decirla.
Durante muchos días, meses se podrían contar, me ha faltado una inspiración. En un comienzo, la primera idea que alimentaba continuamente mi melancolía era el recuerdo de una mujer… pero era más que eso, casi podía sentirlo. Todos los días me la pasaba muy nostálgico. Hasta llegue a poner en mi Messenger “buscando una inspiración” pues estaba absorto en mi mismo, sin ver a los demás.
Estoy atorado en estos días en Lima, y lo que es peor, para alguien que gusta de salir al campo, ver montañas – como le dijera el buen Bilbo al peregrino gris – esta situación es estresante. Creí que no había ninguna manera de combatir este tedio y apatía que sentía por dentro. Lo que paso este domingo, ha cambia bastante mi perspectiva de vida; aun no puedo expresar en palabras que significa pasar por esa sensación, pero no es la primera vez que me sucede.
Si bien es cierto, aun no consigo trabajo y estoy siendo “mecido” por la burocracia de la UNI… pues, siempre he encontrado la forma de darle un giro de aventura a mi vida. Tengo mi familia, tengo amigos, tengo mis ideas que siempre me acompañan, tengo mis palabras que puedo poner por escrito, tengo salud, tengo mucho de que enorgullecerme.
La vida esta llena de altas y bajas, solo hay que saber capear el temporal en el momento adecuado para ver salir el sol nuevamente y extender las velas hacia un nuevo horizonte.
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