Acabo de regresar de mina; después de unos días donde no solo mi talento intelectual, sino también – y en gran medida – mi capacidad física ha sido puesta a prueba. Por primera vez en muchos años he tenido todos los claros síntomas del soroche. Pero he pasado la prueba, no sin dejar algunas anécdotas en el camino.
La vida acá no es lo que podría decirse fácil, pero tampoco matada. Lo que si requiere es grandes sacrificios, tomar importantes y rápidas decisiones, en el momento adecuado.
Este Tolkiendil ha emprendido el largo cambio que se requiere para ser un digno habitante de Moria. Aun no encuentro orcos dentro, que obstaculicen mi camino, pero mi hacha esta lista para cualquier eventualidad.
Así como Olorin paso la prueba al enfrentarse a la llama de Udun – siendo recompensado y enviado de vuelta a terminar su misión – yo siento lo mismo con cada subida a este lugar aislado y agreste; pero a la vez hermoso y lleno de nuevos conocimientos.
El señor Bolson sonreiría al tratar de comparar las aventuras de cada uno. Tal vez nunca encuentre un anillo en el camino, pero si estaré seguro que en casa, mi familia me espera sin haber vendido mis cosas. La dudas son solo por parte de Tevildo.
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