La semana pasada se celebro la fiesta de Santa Rosa de Lima, y muchos, en especial los “sufridos” trabajadores del sector estatal tuvieron un feriado largo a raíz del permiso que les dio el gobierno para faltar el día viernes. No es que me este quejando ni nada por estilo; eso estaría muy lejos de la realidad, pues se que el día no fue un regalo y se descontara durante los posteriores días hasta recuperar las horas perdidas, y mas todavía si tomamos en cuenta que era el primer viernes de mes.
Para los que disfrutan de trabajar en el sector privado, pues creo que fue un feriado largo mas aprovechable si lograron convencer a sus jefes de usar el feriado o si sus puestos de trabajo no requieren la presencia indispensable en sus escritorios. Muchos aprovecharon muy convenientemente el fin de semana, los devotos visitando Santa Rosa de Quieves, los amantes de fulvazo, preparándose concienzudamente para el partido de los jotitas; y otros mas saliendo a caminar, o a leer y descansar en un tranquilo lugar.
En el Perú existen bastantes feriados religiosos, y aun no se ha llegado al liberalismo de obviarlos del calendario. Con un pueblo tan ferviente, eso es imposible aun. Pero descontando los trabajos de servicios, todos descansan esos días, se toman un momento para meditar. ¿Todos? Pues no todos, curiosa la pregunta. Para los que están en el sector de construcción pues no existe este tipo de feriados, la vida transcurre igual que cualquier día de semana; pero al menos descansa los domingos. Para el exclusivo caso de los mineros pues el asunto es por completo diferente. ¿Feriados, domingos, quien conoce esos términos?
Y es que la verdad, muchas veces se trabaja por 20 días seguidos, no importa la fecha o evento que caiga; se convierten en una rutina, día a día, esperando los descansos. Si bien es cierto resultaría asfixiante para algunos, tiene sus recompensas. Más de una semana de descanso, lejos del trabajo, buena paga, aire limpio en las alturas, buen ejercicio todos los días, y a todas horas, paisajes y vistas inolvidables, y amistades inquebrantables. Siempre la moneda tiene dos caras, el asunto es elegir cual quiere ver uno, cual es la que vale la pena mirar.
Dejaremos este asunto por ahora, cada uno tiene sus puntos de vista; de traje en la oficina, con guardapolvo en el laboratorio, engrasado entre las maquinas, frente a los pupitres, o como yo, con el casco sobre la cabeza; el punto es que les guste donde esta y a donde van.
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