Por algún extraño motivo, sus palabras tenían sentido. Durante años, los blancos seleccionados tenían un historial de matanza y ataques feroces. Mi curiosidad me había llevado a reunir cierta información de vampiros de alta jerarquía. Era de las pocas personas que sabían que había “clanes” y que los rumores de familias, debían tener un sustento real.
Cada vez que la tropa hacia demasiadas preguntas nos espantaban como niños con la amenaza de una guerra abierta y sangrienta contra los vampiros. Cosa que había pasado años atrás, pues había referencia a ella; justo coincidiendo con la peste negra que asolo Europa.
Comenzó a partir de ese instante un entrenamiento completamente diferente al que hubiera visto, o tan solo imaginado. Sentados uno frente al otro – en una habitación circular con grabados por todos lados – me guió paso a paso por cada una de las etapas. Como si fuera un pequeño niño, aprendí de cero el movimiento de cada parte de mi cuerpo.
Aunque suene ridículo, cada ser que busca su desarrollo físico debe comenzar por el control de su propia mente. Una vez que puedes controlar cada uno de los pensamientos que van y vienen, pasado, presente y tal vez futuro, puedes empezar a controlar cada uno de los músculos o nervios en el cuerpo. La compleja ayuda que Okada me prestaba, hizo posible conseguir un control y una movilidad sobrehumana.
De las muchas de las habilidades que los no humanos poseen, sus grandes reflejos han sido tema de investigación. Como el “señor” – así era como me acostumbre a llamarlo – me explico, los vampiros poseen un adelanto físico debido a su evolución genética. Pero el verdadero control del cuerpo solo se daba cuando uno podía desarrollar su propia conciencia. La larga vida de un vampiro le permitía encontrar las claves en esa búsqueda.
Para un hombre corriente, con su corto tiempo, resultaba casi imposible lograr ese estado. En mi caso, parecía que había una cierta predisposición genética que me permito iniciar este camino. Pude descubrir con el tiempo que no era el único; y más aun, que mi línea ancestral había sido objeto de profundo examen.
Guardián del sol – así era como él me llamaba de vez en cuando. Nunca me explico de donde provenía, o cual era el origen de su nombre – guardián de la sangre. De lo que si estaba seguro, era que mi ausencia había sido notada, pero más aun aprobada con beneplácito de la organización.
Ambos éramos custodes, no había duda de ello, pero la verdad, el origen de esta organización que cazaba a los verdaderos enemigos de los seres vivientes… estaba aun más allá de mi comprensión. Lo que estaba claro, luego de algunas preguntas sueltas hechas, fue que el trabajaba en conjunto con mis superiores.
Siempre he imaginado “La organización” como una institución militar, pero va mas allá de ese simple esquema. Las iglesias – en general – son fuente de información y espionaje de diferentes frentes; por todo el orbe, las noticias vuelan y se trasmiten a los oídos adecuados.
El maestro había enseñado a algunos de los mas viejos, los conocía, y hasta apreciaba a algunos; entonces yo era un alumno mas, o era alguien especial, que había en mi pasado que me hacia un custodes solis o guardia del sol.
Cada vez que la tropa hacia demasiadas preguntas nos espantaban como niños con la amenaza de una guerra abierta y sangrienta contra los vampiros. Cosa que había pasado años atrás, pues había referencia a ella; justo coincidiendo con la peste negra que asolo Europa.
Comenzó a partir de ese instante un entrenamiento completamente diferente al que hubiera visto, o tan solo imaginado. Sentados uno frente al otro – en una habitación circular con grabados por todos lados – me guió paso a paso por cada una de las etapas. Como si fuera un pequeño niño, aprendí de cero el movimiento de cada parte de mi cuerpo.
Aunque suene ridículo, cada ser que busca su desarrollo físico debe comenzar por el control de su propia mente. Una vez que puedes controlar cada uno de los pensamientos que van y vienen, pasado, presente y tal vez futuro, puedes empezar a controlar cada uno de los músculos o nervios en el cuerpo. La compleja ayuda que Okada me prestaba, hizo posible conseguir un control y una movilidad sobrehumana.
De las muchas de las habilidades que los no humanos poseen, sus grandes reflejos han sido tema de investigación. Como el “señor” – así era como me acostumbre a llamarlo – me explico, los vampiros poseen un adelanto físico debido a su evolución genética. Pero el verdadero control del cuerpo solo se daba cuando uno podía desarrollar su propia conciencia. La larga vida de un vampiro le permitía encontrar las claves en esa búsqueda.
Para un hombre corriente, con su corto tiempo, resultaba casi imposible lograr ese estado. En mi caso, parecía que había una cierta predisposición genética que me permito iniciar este camino. Pude descubrir con el tiempo que no era el único; y más aun, que mi línea ancestral había sido objeto de profundo examen.
Guardián del sol – así era como él me llamaba de vez en cuando. Nunca me explico de donde provenía, o cual era el origen de su nombre – guardián de la sangre. De lo que si estaba seguro, era que mi ausencia había sido notada, pero más aun aprobada con beneplácito de la organización.
Ambos éramos custodes, no había duda de ello, pero la verdad, el origen de esta organización que cazaba a los verdaderos enemigos de los seres vivientes… estaba aun más allá de mi comprensión. Lo que estaba claro, luego de algunas preguntas sueltas hechas, fue que el trabajaba en conjunto con mis superiores.
Siempre he imaginado “La organización” como una institución militar, pero va mas allá de ese simple esquema. Las iglesias – en general – son fuente de información y espionaje de diferentes frentes; por todo el orbe, las noticias vuelan y se trasmiten a los oídos adecuados.
El maestro había enseñado a algunos de los mas viejos, los conocía, y hasta apreciaba a algunos; entonces yo era un alumno mas, o era alguien especial, que había en mi pasado que me hacia un custodes solis o guardia del sol.
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