Atrasos sin justificación

Ahora que escribía el articulo a propósito del aniversario numero 75 de Quino, pues me daba cuenta que me he descuidado bastante en el aspecto de la puntualidad. Mis amigos, que me conocen desde hace un buen tiempo, saben que el asunto de la puntualidad, es en extremo importante para mi.

Y no es que haya olvidado por completo un habito que me inculcaron de muy pequeño y esta enraizado en mi ser; si no mas bien ha sido que con la monotonía habitual que me embarga en estos días - de no ser por una ilusión que mantiene mi corazón expectante - me he vuelto descuidado en este aspecto.

Tengo la tendencia a procurar llegar antes de lo acordado a los compromisos que me atañen, y por lo general me vuelvo algo gruñón cuando me hacen esperar. ¿Cuando comenzó esto? Pues creo que tiene que ver con los viajes al colegio todos los días muy temprano. Nunca se han preguntado, por que en el colegio, los que siempre llegaban temprano, eran los que vivían mas lejos, y los que llegaban tarde los que vivían al frente.

Si bien es cierto, no soy muy apurado para hacer las cosas, si voy con el reloj a cuesta como nuestro amigo el conejo del país de las maravillas. Quizás se deba a que por ser tan perfeccionista - como muchos me lo han hecho notar - pierda tanto tiempo terminando algo que tal vez nunca estará tan listo o correcto como a mi me gusta. Hay que aprender a aprovechar el poco tiempo que se nos da y disfrutarlo de la mejor manera posible.

La puntualidad es un habito que se cultiva con el paso de los años; y es el mas útil en momentos de falta de tiempo. Vayan o no con un reloj en la muñeca, no olviden que el tiempo que desperdician muchas veces no es el de ustedes, si no el de otras personas. Como diría una vez el gran emperador corso: "vístanme despacio, que estoy apurado"